Un día fuera del aula

Por Brenda Fagan alumna del Máster en Propiedad Industrial, Intelectual, Competencia y Nuevas Tecnologías.

El pasado 10 de febrero tuve el privilegio de asistir, como alumna del Máster en Propiedad Intelectual e Industrial, Competencia y Nuevas Tecnologías de PONS Escuela de Negocios e ISDE, al evento “Intellectual Property and Youth – Innovating flor a better future” organizado por IE School of Global and Public Affairs juntamente con la WIPO, el Ministerio de Cultura y Deporte, y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de España.

La jornada contaba con la asistencia de Daren Tang, actual director general de la WIPO, que, junto con José Antonio Gil Celedonio, director de la OEPM, conversaron con un grupo de 7 jóvenes españoles innovadores y emprendedores de diferentes sectores.

El evento giró en torno a diferentes tópicos relativos a la propiedad intelectual y a la innovación y, en dicho contexto, se hizo hincapié – entre otras cosas – en la necesidad de concebir a la propiedad intelectual como herramienta transformadora de la realidad.

Es decir, resulta clara la necesidad de efectuar un cambio de paradigma para que la propiedad intelectual deje de ser considerada un concepto abstracto netamente vinculado a los aspectos técnicos o tecnológicos, y, en cambio, se visualice la implicancia e influencia que ésta puede tener para promover el desarrollo, la competitividad, el crecimiento socioeconómico, y el bienestar social. La propiedad intelectual está directamente asociada a la innovación, la cultura, la ciencia y la evolución tecnológica, y como tal, tiene un valor social cierto e incuestionable.

Durante su exposición, Daren Tang mencionó que la innovación consiste en acercar las ideas a la realidad. Ahora bien, una de las problemáticas existentes tanto en España como en otras partes del mundo, es que la innovación resulta un término un tanto complejo, lejano y abstracto para muchas personas, y ello supone – indudablemente – un freno al espíritu innovador. En mi opinión, esto se podría remediar mediante la implementación de políticas que promuevan la educación y la cultura de la innovación, traten de hacer suscitar en las personas el impulso a creer en sí mismos y llegar a tomar consciencia sobre sus propias capacidades innovadoras, y generen un ecosistema propicio para el surgimiento de nuevas ideas, productos y servicios innovadores.

Por otra parte, en el debate también se destacó que el proceso de innovación no debe ser concebido en forma aislada, sino que debe ir ligado a un plan estratégico y específico de negocios, para que el resultado en concreto logre acceder al mercado y generar impacto social. En ese sentido, creo que la propiedad intelectual constituye una herramienta fundamental para proteger, defender y extender el alcance de dichos resultados, y construir un adecuado modelo de negocio.

La asistencia a este evento me permitió concluir que todos y cada uno de nosotros somos capaces de innovar, sin importar qué hagamos o a qué nos dediquemos. Para lograrlo, basta con que aprendamos a pensar en grande, a no temer a las dificultades, a reinventarnos, y a hacer lo que en verdad nos apasiona.

Desde pequeños tendemos naturalmente a seguir patrones, ya que buscamos – en un intento desesperado por no sentirnos solos – asemejarnos a nuestros pares. En la innovación la perspectiva es distinta. Cuanto más únicos seamos, cuanto más atendamos a nuestras emociones, cuanto más nos diferenciemos y apartemos de lo conocido, más capaces seremos de crear algo diferente. Y en la diferencia está el valor, porque es allí donde nace la innovación.

Agradezco enormemente la oportunidad que me dio el Máster de vivir una experiencia distinta y enriquecedora fuera del aula, conocer a grandes referentes de la propiedad intelectual tanto a nivel nacional como internacional, y adentrarme en el mundo de la innovación a través de las historias de jóvenes protagonistas. Esta experiencia no solo fue inspiradora para sentirme hoy mucho más libre para crear, generar y emprender en aquello que me gusta, sino que, además, reafirmó mi convencimiento de continuar especializándome y capacitándome en el creciente y maravilloso universo de la propiedad intelectual.   

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