La arqueología en videojuegos y la propiedad industrial
Hoy en día las nuevas tecnologías continúan abriendo el camino a nuevas profesiones que antes eran impensables. La arqueología en videojuegos es una profesión que hasta hace poco era un hobby para muchos, lleva en marcha unos años y cuenta con cada vez con más adeptos cuyo objeto es buscar obras no publicadas o rarezas, del mismo modo que su figura equivalente en otras industrias como la editorial o cinematográfica.
Para explicarlo mejor, tenemos que pararnos en las particularidades de la industria del videojuego, los diseñadores de software no encuentran problema a la hora de patentar programas o videojuegos a través del Registro en la Propiedad Industrial por el cual registrar tanto la licencia de marca y como diseño industrial para el código fuente es tan fácil como la de cualquier obra audiovisual. Sin embargo, hasta los años 80 las empresas de videojuegos estaban más preocupadas por la propiedad intelectual (la marca) que la base sobre la que estaba escrita el juego, por tanto muchas obras no incluían en su registro original su código.
Lo que esto significa es, sobre todo, que su reedición en nuevas máquinas se hace casi imposible, ya que al no contar con el código master se deberían reprogramar grandes partes del mismo para una actualización en nuevos sistemas operativos, por tanto quedan perdidos a no ser que sean jugados mediante emulador o en máquinas antiguas, algo que por temas de licencias entre propietarios de software y hardware se hace harto complicado.
Hace sólo unos días, la web Meristation se hacía eco de una noticia relacionada; la editora japonesa Square Enix, propietaria de todas las obras relacionadas con Final Fantasy iba a reeditarlas para la consola Nintendo Switch, sin embargo había una ausencia notable: el octavo capítulo y uno de los más famosos, no estaba en la lista. Ante las preguntas Square Enix tuvo que aclarar que el motivo es que han perdido el Master original del juego, que nunca depositaron en un depósito notarial posiblemente por temor a una fuga de datos o plagio, por tanto no pueden exportar el juego a otras plataformas sin tener que rehacer algunos de los motores que se utilizaron en el juego, lo que supondría un enorme desembolso económico.
Por tanto, hace imposible la conversión a una máquina Nintendo o iOS, ya que nunca llegaron a salir en ella y los emuladores oficiales con los que poder jugarlos son propiedad de Sony y por tanto su licencia es exclusiva para consolas Playstation.
Si estamos hablando de uno de los juegos más conocidos de los años 90, no cabe duda que miles de juegos desconocidos que no han sido reeditados se encuentran en una situación similar. Es por eso que ha aparecido una nueva figura dentro de la propiedad industrial, que ni siquiera tiene nombre oficial pero que sería algo así como un “Buscador de código fuente”, o alguien encargado de rastrear la propiedad industrial original de archivos perdidos. Trabajo que aunque parezca de ciencia ficción, ya llevan a cabo freelancers de todo el mundo a modo de detectives sobre todo dedicados a coleccionistas que buscan rarezas.
Uno de los más famosos es The obscurity, un buscador de juegos olvidados que consiguió hace unos meses hacerse con una copia digital de un juego jamás publicado y del que incluso se desconocía su existencia, que tampoco contaba con ningún copyright ni nadie que lo reclamó, tras lo cual pasó a donarlo a The Internet Archive, una especie de arca de Noé digital dedicada a catalogar videojuegos, películas, libros etc. Además de ello, encontró otros 70 videojuegos que se creían perdidos.
Otro aspecto a tener en cuenta de esta “arqueología” digital es la dificultad que conlleva cada caso. Y es que cada caso supone una investigación en toda regla respecto a la causa por la que se da por perdido el juego. Puede ser una confrontación interna que llevó a la cancelación del mismo, problemas con la IP o derechos derivados de otras empresas en sus productos.
Es por todo ello que esta arqueología tiene un gran componente de investigación en propiedad industrial, lo que unido a un estudio pormenorizado de quién tiene los derechos actualmente de esas obras convierte en un tema muy complejo. Esto es debido a la particularidad de la industria del videojuego en comparación a la cinematográfica debido a que muchos estudios al cerrar no tienen a ninguna otra empresa compradora de sus derechos ya que hasta hace poco los llamados “juegos retro” representaban un nicho de mercado que pocas editoras consideraban rentables, algo casi impensable en la industria del cine.
Por tanto, este tipo de arqueología digital está creciendo cada vez más con nuevos freelancers interesados en trabajar para nuevas editoras y, sobre todo, coleccionistas privados.
Aunque de cara a la especialización dentro del sector de la Propiedad Industrial en España es imprescindible realizar un estudio pormenorizado de estos elementos así como de otros muchos que tienen cabida en el Máster en Propiedad Industrial, Intelectual, Competencia y Nuevas Tecnologías que ofrecen en PONS Escuela de Negocios en colaboración con la URJC al que todavía estás a tiempo de apuntarte.